domingo, 20 de septiembre de 2009

INCOHERENCIAS PARA TODOS, SEÑORES

0:43. Hace casi un cuarto de hora que terminó una semana ardua, como pocas. Sin haberlo esperado , me dí a la difícil tarea de descubrir la complejidad de la vida, en todas sus dimensiones. Desperté de un sueño largo, de una fantasía que en algún momento se teñiría de gris para desvancerse en lo más recóndito de mi propio futuro. Precisamente, es ese futuro lo que vivió en cada paso, en cada sorbo de té y en cada página de mis libros durante estos días. El interrogante, quizás algo suspicaz, de si el futuro realmente existe como una proyección del ser humano, o es un mero supuesto.
La casualidad, las circunstancias, el momento o ese absurdo que muchos llaman destino, me forjaron una incertidumbre imposible de arrastrar, una angustia que me oradaba el alma. El dia a dia no tenía el mismo sabor a misterio, era la nada absoluta. De repente me puse a pensar en cuantas cosas uno tiene en contra para lograr un objetivo, cuantos obstáculos se interponen en nuestro sendero hasta en un simple día de rutina. Levantarse de la cama hasta cuando la temperatura congela los dientes, caminar, viajar distancias largas, cargar con peso de mas, soportar injusticias, convivir con la desigualdad y la falta de oportunidades, tragarse la impotencia que provoca no poder hacer nada por una criatura que duerme en una caja de cartón... estudiar, comprometerse, esforzarse, trabajar, y por sobre todas las cosas, aprender a VIVIR. Cuando todo cuesta tanto, es realmente difícil creer firmemente en que lo que uno quiere llevar a cabo va a resultar... y aparece la duda. Dudo de lo que estudio, dudo de la gente que tengo alrededor, dudo de la vida, dudo de la duda, asi la meta sea clara.
El desgano que me aqueja es perceptible en estas líneas. Lo único que puede hacer que este camino se esclarezca de a poco, es caminarlo, recorrerlo, y detenerse cuanto sea necesario.